miércoles, 9 de octubre de 2013

Instantes de verdad: la boda de Carlos y Sara

Érase una vez una niña llamada Sara, que desde pequeñita volaba a mirar los escaparates de las tiendas de vestidos de novia, soñando con el que sería el suyo cuando llegara el día de su boda con Carlos. Y un niño llamado Carlos, que desde que conoció a Sara volaba donde hiciera falta para estar a su lado, soñando con verla vestida de blanco cuando se casara con él.

Y esos niños crecieron y ese día llegó y sus sueños se hicieron realidad.

Este verano se casaron mis amigos Sara y Carlos en Badajoz y yo fui partícipe de sus maravillosos Instantes.

Fue un día 13, desafiando a toda superstición y como no podía ser de otra manera, pues en ese día han sucedido cosas muy importantes en sus vidas. Unas vidas que han estado unidas durante 12 años y que sé que seguirán unidas para siempre.

Todas las fotografías son obra de los magníficos Boda&Arte y han sido facilitadas por los novios.



Sara estaba guapísima con su impresionante vestido de novia firmado por Aire (de Rosa Clará) y que encargó en una tienda-taller de Córdoba. Sobre la base de un diseño "Prêt-a-porter", Sara creó el suyo propio modificando algunos de los detalles y añadiéndole otros, de manera que al final lució un vestido único y especial.

Una pieza de mikado de seda natural con escote barco, sencilla manga bajo el hombro, corte en la baja cintura y falda con volumen. Las mangas y la baja cintura estaban decoradas con un delicado bordado de hilo de plata y cristal de Swarovski. Como complementos, zapatos de Menbur, una preciosa tiara que compró en un anticuario de Sevilla junto con el abanico y el pañuelo, pendientes joya de su abuela y el anillo de pedida y el solitario regalo de los padres de Carlos.

La guinda la puso un ramo en semi-cascada de paniculata, una gran cola de 3 metros y un velo de tul de 7 metros que colocó cubriendo su cara al entrar en la Iglesia.







Carlos lució un elegante chaqué con camisa bicolor, corbata sencilla y chaleco con corte cruzado.




Sara y Carlos se casaron en la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad de Badajoz, en una capilla preciosa llena de color.

Como regalo personal, su amiga Eva bordó a mano las iniciales de los novios en el bastidor que portaba los anillos. Iniciales que estuvieron presente en muchos elementos de la boda (invitación, paipais que regalaron en la Iglesia y que contenían el programa musical, etiquetas de los detalles para los invitados...).












La música de la ceremonia fue obra de los artistas de Zazu Eventos Musicales, amigos de los novios (y míos) y que una vez más consiguieron emocionarnos a todos.









La celebración tuvo lugar en los exteriores del Complejo Tiro Pichón de Badajoz: cocktail al aire libre ambientado con música Jazz de Zazu Eventos Musicales, estupenda cena en una carpa abierta y baile hasta el amanecer.

La boda fue divertidísima y estuvo llena de Instantes especiales, intervenciones inesperadas de los novios, atención exquisita a los invitados, decoración muy cuidada con la flor paniculata como protagonista (a juego con el ramo de Sara) y todo iluminado con velas en botes de cristal adornados con mucho mimo por los novios y amigos.

No faltaron las sorpresas, como una traca de fuegos artificiales al terminar el primer baile de casados y un puesto de churros con chocolate para desayunar! 













Os dejo una foto mía con la feliz y radiante novia.



Para el baile, Sara se quitó el velo y la tiara y se puso un tocado muy original y especial, ya que para hacerlo utilizó el que lució su madre cuando se casó y lo decoró con un broche joya de su abuela. El resultado fue obra de Lua y su Mundo.





La boda de Carlos y Sara fue una de esas bodas que no se olvidan.

Cuando las cosas se hacen con ilusión, cariño y emoción, nunca pueden salir mal. Y si a eso le sumamos que los protagonistas son dos personas que se quieren con locura, el resultado sólo puede ser perfecto.

*Fotos: Boda&Arte

Muchas gracias a los dos por compartir vuestros Instantes en mi blog, sé que seréis felices toda la vida!

Sara, gracias por los Instantes que (por fin) compartimos como amigas.

Hasta el próximo Instante! 

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